Como en toda fiesta se conjugan todo tipo de emociones y se congregan los más variados personajes y obviamente la protagonista principal. En esta ocasión, estaban todos. También estaban los parientes del exterior que llegaron para ser parte de la fiesta. Ella estaba allí, brillante, con sus mejores galas, bella, codiciada por todos. Comenzaron a llegar los invitados. Habían muchos “colados”, igual no empañaron la fiesta. Ella casi con timidez aceptaba cada invitación para bailar, unos lo hacían mejor que otros, mientras Papá miraba atento. Los “convites” a bailar se sucedían, todos quieren estar con Ella, aunque más no sea un ratito. Todos sabían que ese ratito sería el único y fugaz momento que la podrían tener en sus brazos, porque allí estaba Papá y no podían propasarse.
La fiesta estaba tranquila, hasta que una señora un tanto desubicada tiene una discusión con Papá, era una vecina bastante molesta, envidiosa, la discusión era dura, más por la soberbia de esa vecina que creía que la fiesta era suya. En un momento Papá se enojó y le dijo que se fuera. Había que verlo, estaba furioso la atrevida vecina con no se qué argumentos se quería quedar, hasta que vino un “pelado” y medio que la sacó de “prepo”. Se fue, medio llorisqueando y con la cabeza gacha, sabía que se había desubicado. Si al final de cuentas Papá casi que no la molesta, si hasta le ha prestado la casa para que veraneé varias veces. Pero a veces la soberbia hace que la gente se sienta todopoderosa y no aceptan cuando alguien les muestra su verdadera realidad. Se fue, frustrada por no llegar al final. Que decían sería hermoso.
Después de este episodio la fiesta continuó, la vecina (porfiada) se quedó mirando la fiesta desde afuera. No se quería perder el final, le habían dicho que era hermoso.
Papá la ignoró y siguió disfrutando, mientras ella esperaba ansiosa el momento del final, no sabía cómo sería, pero lo imaginaba. A Papá le gustaba darle sorpresas y siempre fueron hermosas. De repente ingresan uno individuos de paraguas. Ella pensó, ésta es la sorpresa que le brindaría Papá. ¿Qué iban a hacer? ¿Para qué los paraguas? ¿Harían una coreografía? Esperó, los hombres de paraguas entraron a la fiesta, pero no hacían nada, ni siquiera la invitaron a bailar, Ella dudaba, entre curiosa y ansiosa esperaba que la sorpresa llegara para disfrutarla. Pero no, nada de eso, otra vez llego Papá y los sacó a empujones, a los hombres de paraguas. Casi no se resistieron, en medio del episodio con los de paraguas llegaron los abuelos. Ella estaba un poco apartada, los abuelos la abrazaron y un poco la mimosearon, ahí aparece Papá ya había echado a los de paraguas. Los abuelos se la entregan a Papá que la toma entre sus brazos y se la lleva. Ella sorprendida, le pregunta ¿Y la fiesta? Y Papá le contesta: vamos, vení conmigo que la fiesta es ahí enfrente, en Uruguay.
Era cierto, la alegría era tremenda, sin vecinos que molesten, sin problemas y discusiones. Ella se acomodó el vestido y se fue con Papá que la abrazó con fuerza y le dio un beso gigante, mientras ella le decía: Papá sos el mejor.
La fiesta siguió hasta tardísimo, la gente quería que la fiesta no terminara más. Pero eso es otra historia.
Papá se quedó con Ella, feliz, satisfecho porque hacía tiempo que no la abrazaba, Ella sabe cuánto la quiere. Cómo será si hasta tiene ganas de quedarse para siempre con Papá.
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