"Qué fácil es agitar un pañuelo a la tropa solar
del manifiesto marxista y la historia del hambre.
Que fácil es suspirar
ante el gesto del hombre que cumple un deber
y regalarle ropitas
a la pobrecita
hija del chófer.
Que fácil de enmascarar sale la oportunidad.
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Qué fácil es protestar por la bomba que cayó
A mil kilómetros del ropero y del refrigerador
Que fácil es escribir algo que invite a la acción
Contra tiranos, contra asesinos
Contra la cruz o el poder divino
Siempre al alcance de la vidriera y el comedor.
Viva el harapo señor
Y la mesa sin mantel
Viva el que huela a callejuela
A palabrota y taller."
Inicio esta nota con las estrofas de “Canción en harapos”, haciéndome cargo que desde mi posición resulta fácil alentar e incitar la naciente rebelión de los chilenos, no obstante que sirva a manera de apoyo solidario para tan justa lucha, porque tengo derecho a emitir mi opinión y además siento que es necesario, en estos momentos, dar todo el ánimo posible a quienes ponen “el lomo” para recibir los palos o mantenerse en huelga de hambre, esos que decidieron dejar de ser espectadores para pasar a ser los protagonistas de esta historia.
Era la primavera chilena del año 1988, cuando la dictadura y la naciente Concertación acordaban un plebiscito para el 5 de octubre y con unos meses de vida, Camila no sabía lo que le tenía reservado el futuro. Entre la efervescencia del SI y el NO, en un hogar de militantes comunistas arribó a este mundo la que hoy, liderando un movimiento que se inició tras los reclamos por una educación pública, laica, gratuita y de calidad y que hoy se vio convertido en un movimiento social que pone en jaque al gobierno del Presidente Piñera y convocó la atención del mundo, al ver cómo una jovencita, hasta ahora desconocida, carga sobre sus espaldas la enorme responsabilidad de conducir un proceso que, inexorablemente, desembocará en los cambios que Chile necesita.
Para quienes somos “Hijos de la dictadura” no fue tarea fácil llevar adelante la vida diaria, sin encontrar alguna “señal” de los que mandaban, tampoco era sencillo sustraerse a los comunicados de las “fuerzas conjuntas” informando sobre nuevas detenciones y “procedimientos” en una Ciudad llena de cuarteles, habían más milicos que gente, solo aquellos que nacimos en hogares de militantes de izquierda podíamos tener la “contra propaganda” de nuestros padres que hacían las veces de GPS guiándonos para entender la situación y saber de qué se trataba. Muchos, demasiados, no tuvieron esa guía y ahora de grandes “descubren” muchas cosas que sus padres les ocultaron u omitieron informarles. En mi casa “Las venas abiertas de América Latina” estaba más a la mano que el libro “Prehistoria, oriente y Grecia” que debíamos estudiar en secundaria, Los olimareños, Viglietti, los Parra, Mercedes Sosa, Zitarrosa eran la música de fondo, también sonaban “El sabalero”, Víctor Jara, recuerdo un viaje a Buenos Aires y que fuimos a ver medio de “canuto” Estado de sitio y La hora de los hornos, así era más fácil comprender la situación reinante.
Claro, Camila nació con la efervescencia del plebiscito del `88, Camila es una de los “Hijos de la Democracia” y solo hacía falta que pasaran los almanaques para que llegara la edad y el momento para involucrarse, para hacerse cargo de una situación que afectaba a muchísimos, por eso no es ella sola la que lleva adelante esta rebelión, son muchos más los que están detrás de esa cara bonita, es un movimiento social que reclama mucho más que los estudiantes, ese movimiento está reclamando reformas estructurales para el estado chileno reformas que traigan cambios duraderos que hagan de Chile un País más justo y solidario. Por eso cuando apuntan a Camila y al parecer, como dijo una integrante del gobierno de Piñera “muerta la perra, se acabó la leva” (frase pronunciada por Pinochet durante el golpe del `73), les tengo malas noticias a todos los gobernantes y amanuenses del poder , hay muchas “Camilas y Camilos” que están detrás de la que vemos, son muchos los jóvenes que conscientes de su responsabilidad tomaron la bandera para echarse a andar, son muchísimos los jóvenes que en toda América han salido a las calles para solidarizarse con las demandas chilenas, las que en muchos casos (casi todos) son las suyas propias.
Yo no sé cuantos, a los 23 años, nos hubiéramos puesto delante de1.000.0000 de personas sin que nos temblaran "las patas", mucho menos enfrentar con aplomo y criterio las presiones de la prensa, el gobierno y enfrentar sus propios miedos con tremenda madurez y ponerse al frente de un movimiento multitudinario que ve en ella mucho más que una niña hermosa que se ha convertido en la voz de los sin voz, en la cara de "los de abajo", los olvidados de siempre. Hay otra cara, otro nombre que no debemos olvidar. Es el de MANUEL GUTIERREZ que a sus 15 años se convirtió en el martir de esta lucha. Es por el que no se puede abandonar, para que esa sangre no se haya derramado en vano.
No pretendo con esto hacer una apología de la figura de Camila Vallejo, ni hacer culto a la personalidad. No creo que Camila sea el Che Guevara, el Cid Campeador o la reencarnación del mismísimo Allende. Nada de eso, ni siquiera lo pretendo. Sería una carga muy grande para alguien que, por sus cualidades y actitud, es la cara visible de un movimiento que trascendió el objetivo inicial para convertirse en una causa Nacional. La intención es simplemente demostrar mi admiración y orgullo por los chilenos (el mismo que sentíamos por el gobierno de la U.P. y la admiración por una "gurisita" que a los 23 años es la referencia de un pueblo que ve renacer las esperanzas al ver una juventud, la que simboliza Camila. Por eso me permito hacer la analogía con Anaclara, aquella estudiante de Bellas artes que fuera presa y torturada por escribir en un muro RESISTIR. Mi admiración por alguien que es la demostración viviente que los jóvenes no son una caterva de descerebrados, drogadictos, casi unos “enfermitos” incurables que carecen de iniciativas, dada su proverbial estupidez.
Esos jóvenes, después que pasaran los almanaques para que llegara la edad y el momento para involucrarse, para hacerse cargo de la situación. La que los “Hijos de la dictadura” necesitamos 20 años para empezar a intentar cambiar, los mismos que transcurrieron para que los “Hijos de la democracia” tuvieran la edad suficiente para hacerse cargo de la situación. Y ahí están, en las calles reclamando lo suyo, lo de todos.
El poder no los quiere. Le molestan, están despertando a demasiados. Porque ha llegado la hora de ser fuertes, más que hasta ahora, es al momento de estar más unidos que nunca, sin fisuras. Para alcanzar el objetivo, que irremediablemente se encamina hacia un plebiscito.
Va desde aquí mi solidaridad a la lucha y mi voz de aliento para no "Aflojar" ni "hechar pa atrás, ni pa tomar impulso" ¡ADELANTE CHILENOS, CONTRA LA FUERZA DE LA RAZON NADIE PUEDE!
El poder se está asustando, por eso los palos, los “guanacos” las amenazas, la desacreditación, los calabozos y hasta la tortura. Porque tienen miedo, están temblando. Estan "más cagados que palo de gallinero", porque lo que están viendo no es a Camila Vallejo,
ESTÁN VIENDO EL FANTASMA DEL FUTURO.
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