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15 septiembre 2010

BENEDETTI



A ESE AMIGO, EL GRAN MARIO 

Ayer habría cumplido 90 años el gran Mario Benedetti, casi todas las personas, luego de su muerte, son recordadas por sus virtudes. Nadie repasa sus miserias y como dijera el propio Mario “Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo……………”
Pero en el caso de Benedetti parece ser que ni  sus más severos críticos han podido encontrar alguna. Gran mérito para ese hombre que  no seré yo quien lo califique o analice para resaltar tantas virtudes, solamente diré que ese amigo que nos acompañó en tantos y tantos momentos, que a través de sus escritos daba respuesta a demasiadas interrogantes, enseñándonos a defender la alegría o a dudar de la existencia de Dios, ese hombre que nos prestó alguno de sus poemas de amor y que nos enseñó que ese amor debe estar presente en todos nuestros actos.
En cada párrafo, cada estrofa existe una enseñanza, que más que un poema, un cuento o un ensayo; eran las palabras de un abuelo, de un padre, de un tío, de un amigo. Ese que las sabe todas, pero las sabe de saberlas, no de creérsela. Ese amigo que siempre hubiéramos querido tener para visitarlo y empaparnos de su sabiduría, somos muchos, por eso nos dejó todos sus libros para tenerlo a el, siempre, y compartir un mate, otro amigo, un amor. Siempre fue él que sin pedir permiso llegó a visitarnos para darnos su palabra, esa palabra, la justa, la que resisábamos para seguir adelante.
Ese amigo, ese hombre que hizo ciertas las palabras del Ché: “hay que endurecerse, pero sin perder la ternura. Jamás”. Al decir de Daniel Viglietti  "A Mario no le gustaría que el único modo de recordarlo sea nostalgiarlo”. Por eso mi recuerdo no es con la nostalgia o la pena de haberlo perdido, sino con la alegría y la felicidad de haberlo tenido y todavía y para siempre tenerlo en su obra.

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