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11 septiembre 2011

11 DE SETIEMBRE. ENTRE EL ESPANTO Y LA ESPERANZA, 6000 MUERTES INJUSTAS



En estos días hemos escuchado profusas notas e historias sobre el 11 de setiembre
- ¿De cuál? Se preguntará Ud.
-¿Cómo de cuál? Le contesto. ¡Del único!
-¡¿Cómo del único?! y sí ¿el de 1973 o el de 2001?
-Bueno, paso a explicarme. Todos sabemos que en esta misma fecha sucedieron 2 hechos aberrantes para la historia de la humanidad; uno el golpe de estado en chile y el otro el pseudo atentado a las torres gemelas.
-Sí, si ya sé, si no hemos hecho otra cosa que escuchar los testimonios y vimos videos de todo tipo que muestran que 2 aviones “embocaron” las Torres gemelas que se desplomaron más tarde como si fueran de papel.  Un “atentado” que fue pensado y por un individuo que no sabemos si de verdad existió, al que dieron por muerto 3 o 4 veces y cuando aparentemente lo mataron tiraron el cadáver al mar. ¡¡¡¡Dejáte de joder!!!!
No quisiera parecer soberbio ni pedante, pero si me dice que todavía cree que el “atentado” del 2001 fue obra de Bin Laden yo estoy tentado de decirle que no se olvide poner los zapatos acompañados de pasto y agua el próximo 6 de enero, ah! y no se olvide la cartita con los pedidos. Yo entiendo que aquí, en estas páginas virtuales, se haya sorprendido al leer algún que otro disparate. Pero si algo creo, es que mis lectores son personas sumamente inteligentes (faltaba más, de nada), por lo que no seré yo quien diga que aquel que siga en la creencia que fue Alqaeda quién ejecutó el “atentado”,  es un “boludo” importante. De ninguna manera, pero amigo lector, si es de estos últimos tiene una notable oportunidad de evitar que se lo digan por ahí, vio como es la gente (porfiada y perversa), se le van a reír en la cara y para evitarle ese mal momento, aquí estoy yo con un “surtidito” de videos como para que se convenza.
Porque en realidad de la caída de las torres lo único verdadero fueron los cerca de 3000 muertos que dejó la insania mental de J.W. Bush.
Como dijo el inefable Julio C. Castro  (Juceca) a través de su personaje Don Verídico en su cuento VERDADEROS ATROPELLOS: “Entre los diversos sistemas de defensa que implementa el hombre ante los peligros que muchas veces lo acechan, otras veces lo desechan y no pocas lo cosechan, se encuentra el humor. Dicen que la costumbre de contar cuentos en los velorios se origina en la necesidad que tiene el hombre de espantar a la muerte, de ningunearla en sus propias narices, (o las del finadito, que en paz descanse), y de ahí esa costumbre de faltarle el respeto ya que, por más que insista y se repita, la muerte es un fracaso. Y en este velorio universal que nos han impuesto de banderas a media asta y minutos de silencio (que no pasan de veinte segundos cada uno porque el minuto por televisión es muy caro) no debe faltar el toque de humor que nos ayude a evitar el pánico que está sembrando gente que debiera ser más seria y dedicarse a sembrar algo positivo, como ser trigo y porotos payares. Tener una guerra declarada y no saber todavía a quién, no es serio. Movilizar a toda la marina de guerra para atacar a un país que no tiene costas, no es serio. Saberse y declarase el país más poderoso del mundo (y el más enojado), y pedirnos ayuda a nosotros los uruguayos (que nunca nos enojamos) para ir a un lugar que nos queda tan a trasmano, y justo cuando nos afanaron las balas, no es serio. Mi amigo Mario Delgado (que es mucho más serio) me decía que considera y comprende la tragedia de las Torres Gemelas de EE.UU., pero que en Minas, Departamento de Lavalleja, también vivieron una terrible tragedia cuando el caso de las dos gemelas Torres, las hermanas Maruja y Leonor Torres, dos negras preciosas, a las que también voltearon, en una acción que, al igual que la otra, fue un verdadero atropello. La comparación puede ser cuestionable, pero es hora de respetar no solo al Departamento de Estado de Estados Unidos, y su enojo, sino, también al estado del Departamento de Lavalleja, y su bronca. Porque, al final de cuentas, cada cual tiene las gemelas que puede. Y a nadie le gusta que se las volteen.”

 
Tras esta brillante intervención les dejo el material para que ustedes saquen sus propias conclusiones.
Pasen y vean:




La batalla de Chile (parte 2 el golpe)







Poco se ha hablado en estos días sobre el verdadero atentado de un 11 de setiembre, nublados con tanto “machacar” con lo de las torres va pasando a un segundo plano el golpe de estado al gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende.
En estos días convulsionados en Chile, muchas de las escenas de la represión a las manifestaciones de los estudiantes, me recordaron a las del `73 pero en colores.
Lo de Pinochet fue un atentado con todas las letras que incluyó todos los ingredientes: conspiraciones, traiciones, crueldad, saña, odio y terrorismo, el terrorismo de estado que practicó el sanguinario ídolo y defendido del actual presidente, Piñera. Un estudiado plan Maquiavélico que tras la muerte de Allende apuntó a los principales dirigentes y sindicalistas para desarmar a la oposición y así evitar cualquier rebelión. Una dictadura sangrienta que dejó como saldo más de 3000 desaparecidos. Pero no fueron las únicas desapariciones. Se instauró un gobierno que desde el primer día se declaro en estado de “guerra interna” y decretó el estado de sitio y que a partir del año 1990 aplico el más cruel neoliberalismo económico que dejó más  de 5.000.000 de pobres, modificó todo el sistema educativo, el que en estos días luchan por modificar los chilenos.
EEUU intenta dejar atrás el recuerdo del trigésimo octavo  aniversario del golpe de Pinochet. Washington, que ha reconocido, aunque de forma muy tibia, su relación con los preparativos y el golpe, prefiere que el aniversario pase de forma discreta. El país ha ido desclasificando poco a poco miles de documentos -algunos de ellos sólo parcialmente- que muestran de forma clara su apoyo a la oposición a Allende y su relación con algunos de los autores del golpe incluso antes de que Allende y su Gobierno tomaran posesión. Los documentos reflejan también que EEUU estaba al tanto también de la coordinación entre las dictaduras del Cono Sur para la represión de los opositores más allá de sus fronteras: la Operación Cóndor.
También han circulado versiones que algunos de los aviones que bombardearon “La moneda” pertenecían a la Fuerza aérea estadounidense a los que “maquillaron” aquí en Uruguay, una “manito” de la recién estrenada dictadura uruguaya, colocándole las insignias y distintivos de la FACH.
EL RIO DE LIBERTAD VERSION CHILENA. MARCHA DE LOS ESTUDIANTES

Las secuelas de tan sangriento gobierno, con permanentes violaciones a los derechos humanos  han dejado profundas secuelas que hoy permanecen vigentes , pero al parecer los papeles se han invertido y el Presidente Piñera poco a poco se va viendo acorralado por una fuerza mucho más fresca y saludable, una fuerza que amenaza con hacer tambalear el pésimo gobierno de los seguidores de Pinochet, esa fuerza no es otra que el pueblo chileno, la gente “de a pie” que tras las demandas de los estudiantes se sumó para encolumnarse tras ellos y buscar los cambios que hagan de Chile un País más justo y solidario.
Tal vez ha llegado la hora que la sentencia de Allende en su último discurso comience a hacerse realidad y, ojalá, así sea y estemos en el momento que las grandes alamedas se abran para dar paso a los hombres libres que comenzarán la reconstrucción de su país y poco a poco convertirlo en una sociedad mejor.


 La muerte de Salvador Allende por Eduardo Galeano

La trampa Por valija
diplomática llegan los verdes billetes que financian huelgas y sabotajes y cataratas de mentiras.
Los empresarios paralizan a Chile y le niegan alimentos.
No hay más mercado que el mercado negro.
Largas colas hace la gente en busca de un paquete de cigarrillos o un kilo de azúcar; conseguir carne o aceite requiere un milagro de la Virgen María Santísima.
La Democracia Cristiana y el diario "El Mercurio" dicen pestes del gobierno y exigen a gritos el cuartelazo redentor, que ya es hora de acabar con esta tiranía roja; les hacen eco otros diarios y revistas y radios y canales de televisión.
Al gobierno le cuesta moverse; jueces y parlamentarios le ponen palos en las ruedas, mientras conspiran en los cuarteles los jefes militares que Allende cree leales.
En estos tiempos difíciles, los trabajadores están descubriendo los secretos de la economía.
Están aprendiendo que no es imposible producir sin patrones, ni abastecerse sin mercaderes.
Pero la multitud obrera marcha sin armas, vacías las manos, por este camino de su libertad.
Desde el horizonte vienen unos cuantos buques de guerra de los Estados Unidos, y se exhiben ante las costas chilenas.
Y el golpe militar, tan anunciado, ocurre.
A Allende le gusta la buena vida.
Varias veces ha dicho que no tiene pasta de apóstol ni condiciones para mártir.
Pero también ha dicho que vale la pena morir por todo
aquello sin lo cual no vale la pena vivir.
Los generales alzados le exigen la renuncia.
Le ofrecen un avión para que se vaya de Chile.
Le advierten que el palacio presidencial será bombardeado por tierra y aire.
Junto a un puñado de hombres, Salvador Allende escucha las noticias.
Los militares se han apoderado de todo el país.
Allende se pone un casco y prepara su fusil.
Resuena el estruendo de las primeras bombas.
El presidente habla por radio, por última vez: - Yo no voy a renunciar...
Una gran nube negra se eleva desde el palacio en llamas.
El presidente Allende muere en su sitio.
Los militares matan de a miles por todo Chile.
El Registro Civil no anota las defunciones, porque no caben en los libros, pero el general Tomás Opazo Santander afirma que las víctimas no suman más que el 0,01 por 100 de la población, lo que no es un alto costo social, y el director de la CIA, William Colby, explica en Washington que gracias a los fusilamientos Chile está evitando una guerra civil.
La señora Pinochet declara que el llanto de las madres redimirá al país.
Ocupa el poder, todo el poder, una Junta Militar de cuatro miembros, formados en la Escuela de las Américas en Panamá.
Los encabeza el general Augusto Pinochet, profesor de Geopolítica.
Suena música marcial sobre un fondo de explosiones y metralla: las radios emiten bandos y proclamas que prometen más sangre, mientras el precio del cobre se multiplica por tres, súbitamente, en el mercado mundial.
El poeta Pablo Neruda, moribundo, pide noticias del terror.
De a ratos consigue dormir y dormido delira.
La vigilia y el sueño son una única pesadilla.
Desde que escuchó por radio las palabras de Salvador Allende, su digno adiós, el poeta ha entrado en agonía.



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